Stranger in a Strange Land

Heinlein es uno de mis escritores favoritos, quizás el que más he disfrutado, no solo por sus historias o novelas sino por ser capaz de hacerme seguir pensando en ellas después de leerlas. De los tres grandes de la ciencia ficción clásica (Heinlein, Asimov y Clarke) él es, con diferencia, quien más me ha desafiado y sorprendido, llevando ese juego de qué pasaría si… en el que se basa la ciencia ficción, más lejos que ninguno. Quizás no tanto en el aspecto científico como en el social o político. Los casos más extremos que recuerdo son por ejemplo el relato Todos vosotros, zombies, o la novela Tiempo para Amar.

Sin embargo, las novelas de Heinlein me producen a veces una cierta disonancia. Es demasiado fácil olvidar que nació en 1907 y nadie puede sustraerse completamente de la sociedad en la que vive. Por eso en su obra, entre ideas extremadamente avanzadas, incluso para nuestra época, asoman otras que hoy en día resultan anticuadas.

Es evidente que la capacidad de Heinlein para romper convenciones sociales va más allá de la de otros autores de la misma época. Ya en 1939, fue capaz de escribir (que no publicar) la novela For us, the living, en la que habla de una sociedad con un sistema económico basado en la asignación de un Dividendo Nacional a todos los ciudadanos, en la que las relaciones personales son completamente libres, sin ataduras ni celos y en la que el nudismo está perfectamente aceptado. Tanto en esa como en otras novelas queda claro que un patrón común a las sociedades futuras imaginadas por Heinlein es la libertad individual llevada al extremo, y por eso resulta desconcertante ver que algunos personajes femeninos deciden usar esa libertad para convertirse en algo parecido a una versión sexualmente liberada de un ama de casa de los años 40 o 50. A pesar de ello, creo que criticar a Heinlein por machismo o misoginia es injusto, especialmente cuando lo comparamos con otros autores como Asimov, que escribió la saga de La Fundación sin un solo personaje femenino. El crimen de Heinlein fue más bien no poder liberarse de todos los prejuicios de su época, a pesar de llegar más lejos en ello que muchos otros.

Menciono todo esto porque la tentación de acusar a Heinlein de machista después de leer Stranger in a Strange Land (Forastero en tierra extraña en español) es notable… precisamente hasta que uno recuerda que fue publicada en el año 1961.

Esta novela es un ataque brutal contra la iglesia, las relaciones tradicionales y los tabús sociales, y su relevancia está supeditada a una época en la que esos valores eran todavía intocables. En ese contexto tuvo un impacto enorme, pero hoy en día, supongo que en parte por el camino que se abrió gracias a su publicación, resulta difícil apreciar su importancia. Leída en el contexto actual, sin embargo, una afirmación como esta

9 times out of 10 when a woman gets raped it’s partly her own fault

resulta intolerable, a pesar de que cuando fue escrita seguramente no fuese especialmente polémica.

Quizás hagan falta algunos años más para poder leer esta novela sin juzgar de forma inmediata a su autor, pero en este caso, cuanto más tiempo pase, paradójicamente, menos interesante será leerla.

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Una respuesta a Stranger in a Strange Land

  1. Javvo dijo:

    En estos tiempos en que está tan de moda señalar con el dedo y linchar públicamente a quien desea cuestionarse las ideas socialmente aceptadas o simplemente pronuncia una frase susceptible de ser interpretada de varias maneras, es refrescante ver que alguien tiene en cuenta el contexto en el que determinada persona vivió antes de juzgarle de manera gratuita.
    También comparto la afición por la ciencia ficción con el autor del blog, básicamente porque creo que el plantearse la pregunta «qué pasaría si…» es una de las mejores maneras de reflexionar, sobre uno mismo y sobre la humanidad en su conjunto.
    Me gusta Heinlein, y me gustó Stranger in a Strange Land, pero creo que fundamentalmente por sus cuestiones sociales; el tema de los «superpoderes» me pareció que le quitaba un poco de encanto a la historia.
    Por cierto, veo que estás leyendo la saga de la Cultura de Iain Banks… Yo solamente leí «El Jugador», y me gustó bastante. Especialmente el momento en el que uno de los personajes, una máquina, menciona una idea que se me ocurrió hace años: «Cuanto más deprisa piensas, más despacio transcurre el tiempo».
    Te felicito por tu interesante blog.

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