El universo elegante

He hecho una interrupción en la serie de Miles Vorkosigan para leer este libro de divulgación científica sobre la teoría de cuerdas. Mi sensación después de leerlo es que me lo podía haber ahorrado y haberme quedado simplemente con el documental que hizo el mismo autor para la TV. El libro es más exhaustivo, pero no creo que esa información extra me haya aportado algo imprescindible para comprender mejor la teoría.

La primera parte del libro es una explicación de las dos principales teorías de la física: la relatividad general y la mecánica cuántica. El problema con el que se encuentran los físicos desde hace décadas es que, aunque ambas teorías son extremadamente precisas en sus ámbitos, son incompatibles entre ellas. No es posible combinarlas para obtener una teoría que integre la mecánica cuántica y la fuerza de la gravedad sin que las matemáticas de ambas den lugar a resultados absurdos.

La teoría de cuerdas proporciona un nuevo modelo de la realidad en el que esta combinación sí sería posible sin que toda la estructura matemática de la teoría se viniese abajo. La clave es modelar lo que tradicionalmente eran partículas puntuales (quarks, electrones, fotones, etc) como modos de vibración de diminutas cuerdas de energía en un espacio de 10 dimensiones. Nada menos.

Igual que una cuerda que vibra en un instrumento musical produce distintas notas dependiendo de cómo vibre, estas otras cuerdas producen lo que nosotros vemos como partículas. En el libro no se llega a meter en detalles demasiado profundos, pero las matemáticas detrás de esta idea son una auténtica pesadilla. Las 10 dimensiones de las que habla son las tres espaciales que conocemos, más la dimensión temporal, más 6 dimensiones enrolladas según una estructura de Calabi-Yau. El truco es que estas dimensiones enrolladas sólo son significativas en la minúscula escala de Planck, inobservable para nosotros. El ejemplo que pone el libro para entender esto de las dimensiones enrolladas es el de una tubería larga. A lo lejos esa tubería se ve como unidimensional, pero si nos acercasemos lo suficiente veríamos que además tiene una dimensión enrollada en la que un animal pequeño como una hormiga podría desplazarse, con lo que a esa escala la tubería sería bidimensional.

Pero la teoría de cuerdas tiene todavía varios problemas. Uno de ellos es que no es posible verificarla experimentalmente, ya que los experimentos que podrían producir resultados diferentes para la teoría de cuerdas y el modelo estándar requieren demasiada energía. Por el momento el mayor mérito de la teoría de cuerdas es su mayor elegancia sobre el papel, y eso no es suficiente para considerarla una teoría científica válida.

Además, existen distintas teorías de cuerdas con sutiles diferencias, como si las cuerdas están cerradas en un bucle o no. Esto es un problema ya que si la vamos a considerar como la teoría definitiva, antes debería ser única. Por lo menos esto parece que sí tiene arreglo, ya que los últimos descubrimientos apuntan a que la unificación de las distintas versiones de la teoría de cuerdas se puede conseguir añadiendo una dimensión más, la número 11, que hace que todas las teorías de cuerdas se conviertan en proyecciones de una sola teoría en un espacio de 11 dimensiones, llamada teoría M.

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10 respuestas a El universo elegante

  1. Emilio dijo:

    Me supongo que ya la conocerá pero por si no fuera el caso en este enlace encontrarás la opinión de Mario Bunge

    • Manu dijo:

      La objeción que se menciona en ese enlace es la misma que se comenta en el libro, y el mismo autor lo reconoce así. De momento la teoría no es falsable así que no puede considerarse una teoría científica de verdad.

      Lo que motiva a los físicos para seguirla desarrollando es su mayor simetría y belleza (lo cual siempre es relativo), y su esperanza es que a medida que se dominen las matemáticas de la teoría será posible diseñar algún experimento para poder poner la teoría a prueba en condiciones razonables.

      Y por cierto, ya que mencionas a Dawkins, en los últimos días ha sido uno de los protagonistas de una pelea monumental entre la comunidad de blogueros escépticos/ateos y las feministas, en lo que se ha llamado el «elevatorgate». Creo que eso daría para un post muy jugoso, pero la verdad es que no me veo con muchas fuerzas…

  2. Emilio dijo:

    Me dejas intrigado, de qué va eso del «elevatorgate»

  3. Manu dijo:

    Es una historia rarísima. Todo comenzó cuando la blogger Rebecca Watson, de skepchick.org, dio una charla en la que hablaba de la tendencia de la comunidad de ateos al machismo y de que las pocas mujeres que participan activamente en ella se sienten incómodas con la actitud de los otros miembros. Lo que desencadenó todo el lío fue que después de esa charla, cuando subía a su habitación en el ascensor, a eso de las 4 de la mañana, un hombre la invitó a «tomar un café» en su habitación.

    Posteriormente ella hizo una entrada de video blog en la que utilizaba esta invitación como ejemplo de lo que tenían que aguantar, y se quejaba de que eso no está bien y que la hizo sentir incómoda. «Chicos, no hagáis eso», dijo.

    Después de ver este vídeo, otra blogger contestó que no entendía qué había de malo en que un chico le hiciese esa proposición, ya que lo hizo de forma correcta aunque en un momento no muy apropiado, y cuando ella lo rechazó, ambos siguieron su camino sin mayor problema. ¿Acaso eso es acosarla o tratarla como un objeto?

    Y Rebecca contestó a esta blogger de forma directa en el turno de preguntas de otra conferencia, de forma que la aludida no tenía forma de contestar ni defenderse.

    En este punto, varios blogs empezaron a discutir si Rebecca tenía razón al quejarse de la proposición del hombre en el ascensor, si había hecho bien al contestar de esa forma a las críticas etc y precisamente en uno de estos blogs que comentaban el caso hizo su entrada Richard Dawkins, con una carta ficticia a una mujer musulmana en la que la instaba sarcásticamente a no quejarse de los problemas de las mujeres en los países musulmanes cuando las mujeres occidentales como Rebecca tienen que enfrentarse a tragos como decir que no a un hombre que las invita a «un café».

    Y aquí es cuando la tormenta alcanzó el nivel de tifón, con acusaciones de machismo, racismo, misoginia y poco menos que apología de la violación a Richard Dawkins.

    Esta es la contestación de Watson a Dawkins. Para que te hagas una idea de la reacción que ha provocado, fijate en que tiene unas mil trescientas respuestas! y aparte están más entradas en el mismo blog, y las decenas (¿cientos?) de blogs que también han hablado del tema.

    http://skepchick.org/2011/07/the-privilege-delusion/

    Alucinante.

  4. Emilio dijo:

    El tema del acoso sexual verdaderamente se ha puesto por las nubes. Como decía Elisabeth Badinter cuando todo se fía a la subjetividad femenina cualquier cosa puede terminar siéndolo.

  5. Manu dijo:

    Muchas de las críticas han sido de mujeres, así que más bien deberíamos hablar de subjetividad, a secas, o en todo caso subjetividad feminista.

    A mi lo que me chirría de todo el caso no es que ella se haya sentido mal cuando alguien ha hablado con ella en un ascensor de madrugada, sino que se califique esa oferta como algo incorrecto o incluso como acoso, teniendo en cuenta que fue una conversación inocua.

    Por ejemplo, yo puedo sentirme mal si voy caminando por una calle desierta de madrugada y de repente veo que alguien se me acerca, pero si luego resulta que esa persona simplemente me pide fuego y yo le digo que no tengo y cada uno seguimos por nuestro lado… ¿está justificado que yo diga que la gente no debe hacer eso? Es más, ¿estaría justificado si además lo restringiese a personas de cierta raza?

  6. Plutarco dijo:

    Manu, excelente resumen del «elevatorgate». Lo he seguido en otros foros, quedándome alucinado con la puntillosidad y redefinición feminista de que que debe considerarse acoso. Es algo similar a lo que comentó Pelle en su blog relativo a un doctor americano que tuvo que dimitir porque sus investigaciones sugerían que el semen masculino tiene efectos benñeficos para la mujer.

  7. Emilio dijo:

    Digo femenina porque es así es como está contemplado en la legislación aun cuando haya muchas mujeres que rechacen interpretarlo de esa manera. Un piropo dirigido a una mujer puede ser considerado acoso dependiendo de que a la mujer le guste o no. La mayor parte de las mujeres no interpretan los piropos, si no son zafiedades, como acoso, es más, a veces, hablan de ellos con nostalgia, pero a efectos legales si lo son y otro tanto de lo mismo sucede con los chistes verdes.

    La legislación en este sentido sigue al pie de la letra los dictados del género y lo que el género dice es eso. El medidor de todas estas cosas lo tiene la subjetividad femenina aún cuando por supuesto haya muchas mujeres que consideren que el feminismo y la legislación han ido muy lejos en este terreno. De hecho en nuestro país las Encuesta sobre sexual y laboral así lo recogen, aunque luego hayamos de asistir a la incoherencia (por usar un término suave) de que la Presidente de la comisión de igualdad del Congreso, diga que a ella le gustan los piropos.

    Y para rematarla todavía habría que tener en cuenta lo que el feminismo denomina acoso técnico y que iría todavía más allá de esa subjetividad determinando que ciertos comportamientos aún no siendo considerados por las mujeres como acoso sí lo son, porque el feminismo de género así lo ha establecido. En el caso de Julián Assange las presuntas víctimas descubrieron que lo que a ellas habían vivido, en alguno de los aspectos, la legislación lo considera violación, pero sin que ellas tuvieran la percepción subjetiva de tal cosa. A mi entender, eso es lo más alarmante de lo que está pasando.

  8. Manu dijo:

    Muevo la discusión acerca del elevatorgate a este otro post.

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